A petición de unos pocos, actualizo el conmovedor episodio del pollo. Para quien quiera reir una lágrima.
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INTRODUCCIONES
Llevábamos 1000 kilómetros hechos y F. llevaba 1000 kilometros queriéndose ir de putas. Mil putas son muchos kilómetros. Odio esa expresión “irse de putas”. ¿A qué parte del proceso hace alusión? ¿A cuando vas? ¿ O cuando vienes? A mi me suena más a cuando vuelves. Sales de la iglesia del amor de pago y vuelves a tu vida, cómo Batman. Cómo un superhéroe que hiciera dos vidas a un tiempo. Bien hecho Batman. Eres grande. Yo no había estado nunca en un lugar como ese. Pero no pasa nada Batman. Estas preparado para esto y para mucho más.
Estábamos cansadísimos y lo de las prostitutas se había convertido en un asunto personal. Una especie de venganza. Una revancha de cartas: íbamos a pagar el amor esta noche cómo un duelo de espadas, buscar a las damas del Corazón en los tugurios de Diamantes prestados, al principio, suplicándonos casi que aceptásemos sus Rombos, y luego, cuando ya no Pica el deseo, volver con el Trébol caído a nuestra casa.
F. decía que era una experiencia que no me podía perder si quería escribir. Me pareció un argumento de peso. ¡Ah! No haber elegido escribir de día, Batman.
Yo tenía cada vez más claro algo, pero no sabía el que. En Paris habíamos tocado el cielo, pero supongo que queríamos compararlo con los lugares santos al borde de las carreteras.
Oigan, una cosa es verdad: todo lo que me imaginaba sobre las prostitutas es mentira.
Irse de putas es exactamente todo lo contrario a lo que gusta del sexo. Es cómo si le quitas al amor (incluso cuando es solo sexo) toda la fruta, y te jalas la cáscara. Pero muy convencido.
Realmente fue una buena experiencia, una de esas buenas experiencias traumáticas.
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La HISTORIA
El coche en un silencio militar, sobrevino por las ventanas el ominoso “Mirador” con sus luces de león rugiendo de espanto. Asi y con todo: un prostíbulo con cierto nivel. No tienes dinero Batman. Da igual: me invitaban. Se para la furgo, se abre la puerta ¡Vamos! ¡Vamos! ¡A follar! Unas tremendas ganas de cagar se hicieron con Batman.
El caso es que entramos en aquel lugar. Justo lo justo de luz para olvidar lo que has visto, o perseguirlo. Música de consumo rápido, ya, no interesa eternizarse, esto ni siquiera es el purgatorio. Mujeres y chicas gratis por ahora. Gratis, por ese precio algunas preciosidades que incluso andan. Por ese precio, aún no sabemos cual, algunas hablan y otras se callan. Por ese precio eres lo más bonito que han visto en su vida Batman. Que bien te quedan las mallas. Y alrededor de las santas: la peor escoria de la que se disponía a estas horas: camadas de hombres desarticulados, buscando el amor a buen precio. Hay que ver los sitios en los que te metes Batman. ¿Dónde quedaron los burdeles con los que soñabas? ¿Con sus Madames y su personal tumbado? Vamos, un burdel como Dios manda.
Nos acodamos a la barra y pedimos unas cervezas. En ese lugar las cervezas son normales solo que cuestan como si las importaran destiladas del Sputnik en órbita sobre Saturno.
Todas las chicas nos miraban, nunca ligue tanto. Empiezo a mantener una discusión totalmente absurda con una de ellas, sobre la vida, el universo, y todo lo demás. Que inteligente eres Batman. Mira como de escuchan embobadas. El universo se expande, y nosotros aquí, le digo. La vida se parece mucho a este lugar ¿no crees? Bueno y dime… ¿Hace mucho que te dedicas a esto?
Las mujeres (creo que eran mujeres) me miraban sin saber que contestar, a veces sin prestar de echo atención alguna a lo que estaba diciendo (que a mi me parecían incluso reflexiones agudísimas sobre la situación) y simplemente me guiñaban el ojo o me hacían un gesto obsceno, pero muy sugerente, con la lengua. Toda una gramática de obscenidades Batman.. Eres muy bonita, le dije a una ¿Yo te gusto? “Si vamos arriba te la chupo sin condón Batman” me contestó.
Estuve pensando un segundo en si eso era una metáfora. Si pero ¿de qué?
Fue la relación más rápida y directa que he tenido nunca con una mujer.
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Cómo vio que estaba indeciso y quería saber más de su vida, se fue preocupada, pensando que debía ser un psicópata que quería recortarla a ella y sus amigas con una motosierra.
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Me quedo solo, necesito ir al baño. Todos mis amigos están ya “arriba”.
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Quizás porque era un primerizo, quizás porque tuve que doblarme el antifaz para beber con la pajita la cerveza del stupnik, quizás porque la primera que me hace caso me lleva siempre a casa… El caso es que la vi aparecer sinuosamente entre mis brazos cómo una diosa templada que sabe reconocer a sus súbditos cuando se asoman. Una mujer de unos 40 años me encandiló. No era guapa, ni era especialmente nada, pero era simpática, simétrica, me dijo que me quería, y me prometió la luna. Le pregunté a Peri si me daba el visto bueno, y no pudo hacer nada, ya era tarde: cúpido cansado y puesto hasta el ojo de metadona lanzó su último flechazo de plata. Así que subimos “arriba”. Temblabas como una hoja Batman.
Una vez pasados un umbral invisible, conocí a una segunda persona, me di cuenta de que la mujer que me había encandilado, antes voluble y caliente como una piedra de sol, era ahora mi madre, o la madre de alguien. “Venga, rápido, desnúdate, venga, dúchate, venga siéntate aquí, no aquí no, allí Batman.” Intenté hacerme dueño de la situación y relajarme. “Me tengo que dar una ducha” Dije. Así que me metí en la ducha y eso sin duda fue un error.
Desnudo desde una bañera que no es la tuya se ve la realidad de las cosas.
Me vi a mi mismo desnudo y temblando, con una mujer mayor desnuda a mi lado. Pero lo verdaderamente insoportable eran las cortinas. “¿Te gusta la música?” Me preguntó. “me gusta la música clásica y el jazz”le dije. “No, eso no, digo la música: pondré Kiss fm, venga sal ya de la bañera”. Al salir de la bañera me empezó a contar que una amiga suya se resbaló en esa misma bañera y se abrió la cabeza contra la tapa del váter.
Miré la puerta de reojo. Vamos, túmbate ahí, pero relájate anda ¿qué te pasa? ¿Tienes frío? Estaba congelado. “Espera que ponga la calefacción”. Entonces llamó una de las limpiadoras que rondaban el pasillo y me vi desnudo en medio de dos mujeres mayores una vestida y otra no. Pensé: “tengo que hacer esto como sea, no es tan difícil, todo el mundo lo hace, ¿no vas a ser capaz tú?” Así que me tumbé en la cama a escuchar la maldita Kiss FM mientras ella empezó a hacerme cosas.
Estaba ahí, con el disfraz en el suelo, tumbado bajo una diosa de media jornada, que jugaba con mi pene como si no fuera mío, mirando las putas cortinas horribles, e intentando no tiritar.
El problema es que desde dónde yo estaba la empecé a ver muy parecida a un pollo.
Por alguna razón: la luz debió de parpadear, o fue la temperatura la que pegó un cambio, pero ya no había vuelta atrás: la miraba atónito, y delante de mí había una copia casi exacta a uno de esos pollos plastificados. Se había convertido, con esa luz y en esa posición, a uno de esos pollos en los supermercados, envueltos en papel transparente. Dijo algo, pero no pude oírla a través del plástico. Puse la mano sobre una de sus alas y note la piel fría y apagada de los pollos, bajé la mano hasta el hueso, anonadado. Intentando recordar que no era un pollo, sino una mujer de 40 años a la que le debía dinero. Pero nada. Paseé mis ojos por su cuerpo encogido de pollo, vislumbré la piel blanquecina y etiquetada, la superficie erizada por el frío congelado de la carne cruda. Sostuve el pollo un instante en mis brazos.
Por un momento pensé que me iba a excitar, entonces ocurrió algo realmente aterrador: Empezaron a sonar las noticias. Esuchábamos Kiss FM Batman. ¿Qué querías?
Estaba sentado en la cama con mi pollo y sonaba: “ha habido un accidente de coche en la M40… Dos mujeres mueren asesinadas por…Mil personas contaminadas por la gripe aviar…”
Compartiendo con mi pollo ese macabro momento: escuchando todo lo que decían sobre asesinatos, accidentes de coches, políticos…Me miró a los ojos (o lo que tuvieron que ser los ojos) Y noté una ternura infinita de ave domestica.
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Entonces, empecé a penetrar ese pollo con toda la rabia y la locura de las colas de espera, las ausencias en las secciones de carne del supermercado, las noches de amor olvidadas. Una y otra vez arremetía con mi pene duro porque jamás ninguna otra mujer se convierta en pollo en mis brazos. Por todas las mujeres que jamás fueron pollos.
-¿Pichón, que te pasa? Me notó bizarro.
-Nada. Y soy Batman ¿vale? Llamame Batman.
-Voy a bailar para ti.
Como pudo, el pollo blanco se levantó y empezó a bailar para mí. Con las alitas de pollo abiertas entre mi cara, bailaba y bailaba una música inexistente al son de las primeras noticias del alba. Y ahí, mientras bailaba, pude entrever de nuevo a la mujer que fuera. Como bailando juntos, se intercambiaban: pollo, mujer, pollo, mujer, pollomujerpolla. Era espeluznante. Tenía el erotismo batiente de una escalera mecánica.
Sal corriendo Batman.
-¿A dónde vas?
-Tengo que volver a casa.
-Correte en mis tetas.
-Creo que no lo entiendes.
Le dije que no pensase que era por ella, que era un problema mío. Mío y de los supermercados de mujeres que aman. Me dijo “dile a tus amigos que ha sido increíble” y “¿Vas a volver?”. “Seguro que si” le mentí a media voz.
Eres un pobre héroe Batman.
Le pregunté sobre su vida, sobre como había llegado hasta aquí… y al final me confesó su vida reveladora, con lo que quedaba del envoltorio de plástico, se enjugó unas lágrimas que erizaron de emoción su blanca piel y cruda. Llevaba aquí dos semanas, dos semanas siendo dama, era de brasil, me enseñó fotos de sus hijos de su familia, de cuando tenía el pelo rizado. En aquella habitación, allí era dónde vivía.
De alguna manera, me volví a poner el disfraz, que ya solo eran un pantalón y una camiseta. Y le di un masaje.
-Tumbate.
Estuve los últimos cinco minutos dándole un masaje, moldeando las carnes de pollo, fabricando unas piernas y unos brazos, un cuello, unos ojos… hasta que todo volvió a ser normal.
Algo es algo Batman. Ya se te quitará ese sabor de miserable.
Escuchando las primeras noticias del día, le di un masaje a una prostituta, no había dormido nada, el móvil con las fotos de sus hijos brillaba en la penumbra, sobre la cama desecha. Y yo masajeaba, esperando.
1 comentario:
Muy bueno, Batman.
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