martes, 21 de octubre de 2008

El club de los embaucadores 1

Hoy me he puesto a correr desnudo por casa. Imitando ruidos de pájaros. A veces pasa. No sé de donde me viene, es algo instintivo.  

-No te preocupes, suele pasar en los niños adoptados. 
-No no. Si yo soy de padres adoptados.
-¿Ah si?
-Si, mis padres son de ficción. Asi salimos los hijos.
-Tu tienes un problema jovencito, no disocias bien la realidad de la ficción.
-Pero eso es porque mis padres querían más a mi amigo imaginario que a mi cuando eramos pequeños.
-Es muy triste eso que dices.
-Ahora el es una persona importante imaginaria. Y yo sigo imitando desnudo ruidos de pájaros.


¿Y qué nos vas a cantar hoy jovencito?

Pues mire, hoy voy a celebrar el nacimiento de una novela: "El club de los embaucadores"

-La primera regla del club de los embaucadores es que si vas a embaucar a alguien primero embaucate a ti mismo.
-La segunda regla del club de los embaucadores es que: nunca embauques a un embaucador.
-La tercera regla es que no hagas caso de la segunda.
-La cuarta regla es que detras de todo gran embaucador hay una gran embaucadora.

Me parece interesante lo que dice joven.

Este mensaje es un ideograma patrocinado por: Vino.

-¡Cuacu! ¡Gjrla! ¡Cocoúuu! ¡Gasjp!


miércoles, 15 de octubre de 2008

Su identidad.

A Peri.

Nos hemos repartido su identidad como buitres. Hace ya unas semanas que se fue y sin poder evitarlo - eso es lo terrible - todos(yo el primero) nos hemos repartido sus sonrisas, deprisa y corriendo, sus silencios, nos hemos apropiado de lo que es suyo. Ahora siempre es F. el que invita en las comidas, y sin embargo - no os lo vais a creer - es N. el que madruga. Tengo que confesarlo casi: me he descubierto seduciendo a las chicas en su lugar, para él, de alguna manera, con total disimulo, con la misma fingida facilidad que se tiene en convertirse en Batman con un disfraz, en una fiesta. No hemos dejado ni un color, nos hemos repartido como ladrones, el caudal de sus andares, sus mejores chistes. Ya casi es perfecta la manera en que le imito cuando duerme. Os reto: no sabrían reconocer la copia del orignal cuando V. hace el amor. Todo se lo robamos, los segundos que ya no comparten sus ojos, no nos hemos dejado nada. Era demasiado doloroso.

viernes, 10 de octubre de 2008

miércoles, 8 de octubre de 2008

MONOLOGO DE ELLA

El (40 años) está sentado en una silla delante de su escritorio mirando al vacío, por el suelo hay tirados un marco de fotos, unos libros, un cenicero, un teléfono…

Llega ELLA (38 años), abre precipitadamente la puerta y rompe a hablar sin contemplaciones, tiene un zapato puesto y el otro lo lleva en la mano.


ELLA

Escúchame bien, quiero que sepas una última cosa:
Si lo he hecho es porque te quiero.

Ya ya está, ya me voy. Hasta nunca.

(Silencio de él. Sonríe. Ella camina hasta la puerta y se detiene)

¿Qué? ¿Qué?
¡No! Calla ¿eh? No empieces, cállate un momento.
Te perdono ¿Me oyes?

El sonríe sin decir nada.

Tenemos nuestras peleas, claro ¿Y? ¡Todo el mundo se pelea! Es normal. No hagas un problemón de esto, cómo siempre. Lo que no es normal es que nos peleemos por estas tonterías. Te ahogas en un vaso de agua hijo mío. Te lo repito: no pasó nada.

Yo no me pienso disculpar, ¡Es tu culpa!
De eso nada De eso nada monada. Siempre me disculpo yo. Y no he hecho nada.
¿Ya sabías como soy no? Ya me conoces. Pues ya está. Lo tomas o lo dejas.
Si no te gusta búscate a otra, guapo. Yo no me pienso disculpar.

(un tiempo)

Siento haberme comportado como una loca… pero… es que no sé para qué me provocas. Siento todo lo que he dicho antes. Lo siento ¿Vale? ¡Lo siento!

(con voz muy suave)

¿Tú me perdonas?

(el la mira fijamente sin sonreír, carraspea)

¡Pero no te quedes ahí parado! ¡Di algo imbécil!

(El hace ademán de decir algo)

¿Crees que no me importas? ¡Claro que me importas!

(suspira y se toca la cara)

Eres un caso. Un caso. Ven aquí anda.

(El se acerca a ella cómo para abrazarla.)

...con la tonta esa, porque mira que es tonta. Dime la verdad ¿Estuviste con ella?

(no dice nada.)

¿Estuviste con ella eh?¿Te la follaste? Si lo sé, no hace falta ni que me lo digas, cobarde, ¿Cómo has podido hacerme eso? ¡Te odio! ¡Te odio! ¿Estuviste con ella?


Da igual, no quiero saberlo. Para tu información: Yo solo me fui con Carlos para darte celos.
Y no pasó nada, nada de nada. Y no pienso decirte nada. Así que no me mires así.

¡Nada! Solo fuimos a tomar un café ¿vale? Y me acompañó a casa. No pensaba decírtelo pero ahí lo tienes. Me acompañó a casa y se acabó. Subió un instante a tomarse algo y nada más. Yo no quería contártelo pero me estás obligando. Pues ahí va: subió y se quitó la chaqueta y se me declaró. Si si, se me declaró. Me empezó a decir que estaba loco por mí, que era una mujer maravillosa, la mujer más maravillosa que había conocido… todas esas tonterías. Y que no me merecías, que no sé que no sé cuantos. Yo no le hice ni caso, claro. Estaba borracho como una cuba de todos modos. Dijo que él no dejaría sola a una mujer tan guapa como yo. No dijo guapa, dijo “sexi”, tan “sexi” como yo. Fíjate que tontería. Da igual: yo también estaba borracha. ¿Qué quieres? Me había invitado a cenar después del café, y venga a pedir botellas de vino, venga a pedir botellas, y vino bueno ¿sabes? Cuando no podíamos más me acompañó a casa, porque si algo es él, es un caballero.
Le dije que se fuera, le hablé de ti, le dije que eras lo más importante para mi, y que había quedado con él para darte celos. Me dijo que le daba igual: que me quería. Se había enamorado de mí, el pobre. Me dio pena. Estaba borracho y me dio pena. Le dije que se quedara a dormir.


Si, no me mires así, se quedó a dormir ¿y qué? Yo no quería.
¿No puede quedarse un amigo a dormir en casa o qué pasa? Te recuerdo que también es mi casa. Estoy harta de todo esto ¿Me oyes? ¡También es mi casa! (sollozando) Desde que vivimos juntos no te has parado ni un momento a pensar que no fue fácil para mi dejar mi piso e irme al tuyo. Dejo todas mis cosas, todo por ti ¡por ti!
(secándose la lágrimas)
Así que lo metí en tu cama, bueno le quité la camisa y lo metí en tu cama. Y me dormí. ¿Dónde quieres que duerma? ¿En el salón? ¿En el sofá del salón? Trabajo todo el día como una negra y ¿qué quieres que haga? ¿Qué duerma en el maldito sofá enano del salón y me parta la espalda? Sabes que tengo la espalda delicada. Así que me metí en la cama y me dormí.
Ya está: con pelos y señales, ya lo sabes.
¡No pasó nada! Te lo he dicho ¡No pasó nada!


Pero tú… tú….(montando en rabia) Se te ocurre irte de viaje con esa oligofrénica de tu ex ¡y no me vengas ahora con que eran negocios! ¿Qué culpa tengo yo si trabaja en el mismo departamento que tú? ¡Esa cenutria! Parece mentira. Esa ratera medio retrasada que no se encontraría el culo ni con un mapa. Con esa… qué bajo has caído hijo mío. Esa gorda qué solo sabe criticar y leer novelas baratas. No ya..ya… ya sé lo que me vas a decir, que está casada, que si sus hijos, que si su marido es amigo tuyo, que fue hace diez años, y no sé que no sé cuanto (gritando) ¿Y qué?
¡Tú le sigues gustando a ella! ¡Seguro! ¿Qué te crees? ¡No tienes ni puta idea de lo que es una mujer! Seguro que no te ha olvidado, y si pudiera la muy zorra, se aprovecharía. ¿Te la has follado?

(rompe a llorar)

Carlos es un imbecil, ni siquiera me gusta, me engatusó: en la vida se me ocurriría estar con un tío así. Lo hice por ti, pero tú no te das cuenta, no, tú, ¡El gran hombre! (imitándole) Soy un hombre fuerte, no, no necesito a nadie, yo no.
¡Pues yo si! ¿Me oyes? Yo si necesito a alguien. ¡Te necesito!
Necesito que me digas que me has echado de menos aunque me hayas visto todo el día, necesito que me digas que te volverías a enamorar de mí si me encontraras de nuevo. Miénteme, haz lo que sea, pero entiéndelo.

Mira… me da lo mismo lo de esa furcia… no nos vamos a pelear porque nos queremos ¿Verdad? Parece mentira que nos digamos todas estas cosas. Deberías de haberte visto antes… echando sapos por la boca.

¡Dime que me quieres! ¡Dímelo!

(El la mira sonriendo)

¡Te odio! ¡Te odio!

(Se abalanza sobre el y se besan apasionadamente)


FIN

martes, 7 de octubre de 2008

Despedidas.

Todo va bien. Sigo tocando el saxo en las noches desafinadas. Sigo disfrazándome de tigre de bengala. Sigo cantando que la luna me persigue cuando la miro. Sigo pensando que soy el hombre con más suerte del mundo. Sigo pensando que fui mis padres ayer todavía. Que me falta un herbor en Do menor. Sigo pensando en mi velero. Agarrado a la brújula vivo mi vida como una obra y me sabe a relato flojo. Que te jodan Hemingway. Todo va bien. Tengo la sarten por el mango y es un mango, la fruta. Paseo en coche por el campo y veo vacas pastando, vacas de coche. Voy al banco a por dinero, me quedo horas sentado. Cierro y sierro las puertas, me revelan y me rebelo, me llega honda la onda de lo que vivo: elijo con cuidado mis pensamientos. Desayuno sumo japones, por eso estoy de tan buen humor por las mañanas. Trato de olvidar a veces.

Cuando alguien se va todo cambia un poco.

The kiss.

Cuando menos te lo esperas. Siempre es cuando menos te lo esperas.

Levantó los ojos por primera vez y con una simple maniobra muy complicada, caí en sus labios.


Cuando menos te los esperas. Es cuando menos te lo esperas.

jueves, 2 de octubre de 2008

El mediocre de la lámpara.

Porque es la historia del mediocre de la lampara:

Había un mediocre en una lámpara, que concedía tres deseos

_¿Los que yo quiera?
_Lo siento, solo sé conceder tres, haberle pedido a un genio". Mascullaba enfadado.

_Dime que tienes.
_A ver: una beca erasmus, un prestamo, y una guía turística de Parla.

Sigue un incómodo silencio.

_Es poca cosa.
_Tengo sueño.

*

Confetis de palabras.

No es un sueño:

Revelan un terrible y festivo secreto: "Todas las exedencias de libros son devueltas a las editoriales para su risueña transformación: triturarlos. Convertirlos en confeti" ¿No se pueden regalar o algo? No, no se puede. Devaluaría el precio del libro en el mercado. ¿Entonces todos se convierten en confeti? Si. Todos.

Os aclaro: todas las fiestas a las que hemos asistido, todas las celebraciones improvisadas, las veces que os tiraron confeti en un impagable alborozo. Os rociaron con material literario.

No deja de ser gracioso que mientras unos escriben cómo perros sin amos, otros celebran la vida con los libros que leyeron los primeros. Y así succesivamente.

*

Cuando uno muera, que divertido un día de entierro, aquella familia desencajada de risa, tirándose a quien más, los despojos de Don Manolo, confetizado.

-Doña Carmen: "Y eso que apenas tenía sentido del humor"

-El mejor amigo: "Siempre se cogía sendas cogorzas en las fiestas... ¡pero esta!"

-El cura (sacudiéndose unos puñados de confetis de la sotana): Jóvenes... ¡Diviertánse!

Entre los matojos, la broma acecha: la suegra asomada de un matasuegras certero entregado con el cotillón de defunción.
*

Lejos de allí. En una fiesta. Con gesto aburrido. Un escritor desencantado barnizado a la mesa de las patatas fritas en platos de plástico, mortificado por una morena con trazas de mujer fatal a la que no osa acercarse. Todos celebran su cumpleaños (elegid si el de él o ella) y un puñado de confeti le llora en la cara.

Sobre la mesa: uno de esos confetis, mal pintado, aún guarda memoria de su antigua vida, y puede leerse una palabra:

*


Despierta.

RuBik

Hace unos días que le resuelvo el problema al señor Rubik. El muy cobarde se dió a la fuga engendrando ese diablo cuadrado, oiga, coloreado eso si, pero no os dejeis engañar para gustos, los de Rubik.

Son noches las que estuve caminando por sus memorias, tatuándome sus algoritmos aciagos, exitando sus cuadraditos apiñados a mala leche, desnudando sus soluciones intrínsecas, intrincazul, intrinblancos: cuadraditos que forman un cabrón más grande. Tranquilos, nos amamos. En mi madriguera, de madrugada. Era lunes: pertrechado de dedos y de gestos, grité el orgasmo de su solución a los ojos de la cordura, devolviéndole su forma original. Sus insignes cara sde un color y sin mezclas, se ruega. Y entonces advertí la enseñanza:

En el cubo del Señor Rubik, acabándose justo, cuando atesoras el cubo entero tejido, falto tan solo de un cuadradito, el último, al que voltear y poner en su sitio, guardando a buen recuado el milagro de orden y concierto que recuerdan exasperantes minutos de trabajo urdido, justo entonces, cuando nada queda, solo uno, cuando tienes que darle tan solo la vuelta, incluso está ya en su sitio, ese momento antes de terminar, es el más caótico de todos.

Tres movimientos antes del final: nunca estuvo el cubo tan desordenado, y entonces, por arte de cubo, aparece: has llegado al principio.