domingo, 22 de marzo de 2015

domingo, 26 de enero de 2014

Juntos

Nos miramos a los ojos durante 15 minutos seguidos. De repente y poco a poco, como si de repente y poco a poco fueran posibles juntos, el contacto se hacía. E inmediatamente, rompiéndose una fina capa que todo lo cubre, mis ojos se pusieron a llorar. Esto os sonará absurdo pero no era yo el que lloraba, eran mis ojos. Pesadas lágrimas bailaban mi mejilla, pero no me sentía triste. Sentía tristeza. No se si mía, o inherente a estar vivo, a todas las cosas. Nada importaba demasiado. Entonces me envolvía en los ojos de ella no existía nada más que sus ojos. Apenas veía. No existía nada más que sus ojos y entonces sus ojos eran los míos. No sabía si su ojo me miraba o si yo me observaba con el ojo suyo, durante segundos, era agradable y dulce ese no saber de quien era el ojo y quien miraba. Lo que veía era que eramos iguales. Eramos un reflejo que se ve a si mismo y no es nadie más que el hecho de verse. Al mismo tiempo de eso, sabía que yo estaba ahí, y me sentía fuerte, presente, caliente, sin peligro, mientras lo escribo no puedo evitar pensar en las similitudes con el vientre de una madre. Entonces respiramos a la vez. Entonces me pareció ver el rostro de un león en su rostro. Entonces empezó la música. Como si estuviera escrito que empezaría entonces. Cerramos los ojos y había acabado. No había sido ni largo, ni corto. Algo es más blando en mi interior ahora. Me alegro mucho de haberlo hecho.

viernes, 17 de diciembre de 2010

lunes, 22 de noviembre de 2010

Ritmo.

Entre el trabajo y la música, no sé si me va a dar un síncope. O una síncopa.

martes, 16 de noviembre de 2010

En blanco.

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Un espacio en blanco, lo dice todo. Salvo lo que uno quiere esconder cuando dice las cosas.

Y quizás sea lo que uno quiere esconder lo que más dice de alguien cuando habla.

Porque hay que ser muy valiente para llenar un espacio en blanco con todo lo que uno desconoce, dejándose desnudo, pensándose vestido, queriendo esconder lo que salta a la vista. Somos unos magos torpes que por compasión nos seguimos los trucos. Ser distintos o iguales sólo esconde un "¿quien sómos?".

Ser lo que uno sabe no es lo mismo que decir lo que uno es.

En cualquier caso, un espacio en blanco sólo esconde una cosa: todo.


El resto es Amor.