domingo, 31 de agosto de 2008

Trabajo

Me voy, para trabajar en una serie para móviles. En una serie para verla en tu móvil, una seria serie móvil, una serial killer, una serie diminuta, con bluetouch, con toothbrush, una serie tan pequeñota que haremos primeros planos y los primeros serán los mejores. Luego haremos una serie para verla en algo todavía más pequeñito. Y luego haremos una serie para relojes y una serie para gafas de sol, y una serie para las esposas de los policías, y las esposas de los presidentes.

Es una serie para móviles: me salva el mes de septiembre. Quiero empezar ya.

Los escritores.

Todos eramos escritores. El ladrón escribía su adrenalina encapuchada el panedero aprovechaba el día para imitar a Celine "-por la noche viajo cerca de los hornos-" Decía. No sabemos cuando ocurrió, ni si fue rápido o lento, pero ameneció y todos eramos escritores. Los chavalitos con las motos y los collares de oro, escribían poemas de métrica desmedida en sus moviles mascando chicle, los médicos garabateaban rimas ilegibles para curar a los pacientes, el presidente de la nación escribía discursos para un transportista de valencia que colabora en una revista de tunning en la seccion "Historias Propias". Las bailarinas en sus momentos libres, escribian, los músicos de bandoleón y de arpa, en sus ratos de ocio, escribían. Los escritores escribían. Los escultores también, para relajarse. Cuando digo todo el mundo es todo el mundo, no me voy a poner a enumerar, solo a llamar la antención sobre el abanico que eso cubre: "todos". Todo el mundo escribía, es cómo decir que no escribía ninguno.