viernes, 5 de marzo de 2010

La oportunidad de la Libélula.

No deberíais seguir. Lo que buscáis no está en la lectura. Así jamás lo vais a encontrar. No es tiempo para remordimientos sólo sabedlo: aquí cómo mucho si tenéis suerte podéis encontrar una flecha - el cartel de la mano con el dedo apuntando hacia la verdad - la puerta hacia otro lugar, que es el espacio que buscáis. Que buscáis. Que buscáis. Ya que vais a seguir, mirad la libélula. Cómo si fueran espejos, las libélulas también son una oportunidad. Una oportunidad de despertar. No pertenecemos a este lugar. Fijaos bien en la libélula, observad su sueño cómo si fuera en vosotros en quien sueña. Buscad una señal en su manto. Está formado por todo lo que habéis conocido, hay algo en el lunar de su ala que es irremediablemente vosotros. Habéis visto este dibujo cientos de veces, pero ahora es una libélula, aprovechadla. Despertad. Esforzaros un poco más, es ahora o nunca, mirad cómo hay algo en su cabello que recuerda a todas las cosas que no hicisteis, las cosas que no entenderéis jamás. Estad tranquilos cómo la libélula, tenéis justo lo que necesitáis. Hay algo liberador en el cruce de sus brazos, descubridlo. Estáis muy cerca, fijaos con atención en los dedos de sus manos, no están ahí por casualidad, vosotros los pusisteis allí. Los pusisteis allí para poder acordaros hoy, mientras miráis la libélula, de algo que no podíais olvidar. Sois vuestra propia madre. No os esforcéis por recordar datos inútiles, id a lo esencial, estáis muy cerca, mirad bien la mueca de su boca, no pertenecemos a este lugar; si tenéis miedo a la muerte, moriros ahora, es vuestra oportunidad, esta libélula es la prueba de que la vida no acaba nunca. Mirad de nuevo los patrones de sus alas, haced las paces con ellos. Por última vez, comprobad si se ha movido su rostro, que es el vuestro, lo sabéis. Ahora, va a despertar.


Dibujo: Sandra Gobet