viernes, 10 de julio de 2009

Permanecer

Llaman por teléfono y dicen: ¡Has dejado la casa hecha un desastre!

¿Hecha un desastre? Intento visualizar el lugar del que me he ido, mientras granizo la voz de Loli. La voz de Loli es espeluznantemente amable, Loli es de las que piensan que van a heredar la empresa. Loli, cuanto te echen pondrán a otra, y sólo habrá cambiado el nombre. Loli es buena gente, eso se dice ella, todas las noches.

-Nosotros no podemos hacernos cargo del gasto de limpiar tu piso.
-¿Limpiar? Digo lamiendo la oreja del teléfono. Lo que he hecho es poner un parqué, Loli.
-No es nuestra responsabilidad.
-No digas "nuestra" , ni "nosotros" Loli. Que eres la secretaria de una empresa de arrendamiento de fincas.
-Pero...El suelo está hecho un desastre.
-Es un parqué Loli, no una trampa para osos.
-¡Has dejado incluso letras en la nevera!

Y Loli tenía razón, había dejado mi casa hecha un desastre: un desastre emocional. No me había atrevido a quitar el parqué y menos aún a desescribir la nevera. Era un testamento con palabras sensuales.
¿Conoceis aquellas palabras de poesía imantada para las neveras? Me veo quitando una a uno los mensajes de amor olvidados. Oigo una risa desde el cuarto de baño y hago esfuerzos por no llorar.

Cuando bajo a la calle la estantaría , la lámpara y el parqué que restaban, veo a una pareja de la mano esperando el autobus. Por azar, se han quedado justo en medio de mis cosas, y es cómo tener invitados en casa. U otra pareja amándose en ese lugar.

Guardé todas las palabras imantadas en una taza, que se volcó y ha llenado el fondo de mi mochila de palabras.

1 comentario:

L dijo...

Ya pensaba que te estabas deprimiendo de verdad...¿no te sienta genial escribir?...A ver, así no, sería: ¡Te sienta muy bien escribir!