lunes, 26 de enero de 2009

Un Polvo.

Sobre cómo acabo entre la nieve del escorial gritando su nombre, os lo contaré todo. Pero no me pidáis que hable de ella.

La nieve se arremolinaba y yo me arremolinaba también. Bonito. ¡Boooonito! Pero qué frío.

Tenía que coger un tren y mientras: concurso sobre bajas caídas entre este y la nieve.

Situemos: horas antes estábamos en la cama. Así pasó la noche. Despiertos. Dormidos. Dormidos. Abrazados. Abrazados. Abrazados. Juntos. Separados. Separados. Separados. Separados. Juntos. Despiertos. Despierto. Dormida. Dormidos.

Hicimos el suelo en el amor y pareció una respuesta. Faltos de estrategias, convinimos en jadear los dos.

Luego, seguí el rastro de mi ropa esperando encontrar el camino a algún sitio, pero lo único que pasó fue vestirme.

-Te quiero con locura, me dijo.
-Está nevando.
-¿Me has oído?
-Si. Que la locura te hace quererme.
-Quédate.
-Por favor, quuueeeedatattee, quiéreemmemee, no te conviertas: si me quieres no me lo concedas: no seas esa que me quiere para que yo pueda no hacerlo.
-La gente no habla así. Fue su observación.
-Me tragué un trovador de pequeño.
-¿Qué es lo que quieres?
-No es que me guste, pero sincerando: que me quieran incondicionalmente para yo poder permitirme lo contrario.

-Vete de mi casa, cabrón.

Hicimos el sofá en el amor pero esta vez era sexo abrazable.

Cuando me fui, me sonrió dulcemente y pensé: “qué suerte”.

Grité un nombre entre la nieve, si, pero no el suyo. Era el nombre de aquello de lo que hablaba el creyente, esa palabra que lo nombra, que te convierte en El si pronuncias sus letras. El nombre del Padre, la Puerta, el Sentido, la Aguja.

Hice algo útil: cogí una piedra que se parecía a mí y la tiré entre la nieve.

Lo qué pasó al hacerlo, fue algo extraordinario.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Llevo días acordándome de esta imagen: "Hice algo útil: cogí una piedra que se parecía a mí y la tiré entre la nieve."
¿Cómo era esa frase que decía el narrador en "La chica... el crimen"? Algo así como: "La noche trajo algo distinto a lo de la mañana". De ésa también no paro de no acordarme.
Poniendo mucho incomoda menos: te mucho.