jueves, 5 de febrero de 2009

A Mary.

A veces terminas un día triste bailando en la calle.

En un piano pequeño. Azul. En una noche más grande. Grande cómo saber que oírle hablar es agradable. Se sentó a sonreír, a sonreír, eso creo, por saber que si: en la vida estás solo ¡pero! Qué suerte poder reírte de ello. A este lado del sol puedes mofarte de tus días, y sentir la noche y su tinta, y su viento, y su taxi, y qué bien.

Le dijo que era cómo un personaje de relato: ella sonríe cómo lo harían los personajes de los cuentos si por algún azar se quedasen atrapados en la realidad.

Claro que para él casi todo es un cuento, una historia, o una película.

Se pusieron a tocar un piano pequeño y azul, en medio de la calle. Tan cerca que su mano era mía. Si, yo soy el de este relato. No quiero mentir más. Y ella se fue y la guitarra no la tocaba nadie. Y él, que soy yo, estuvo radiante y solo ¿Existen momentos mágicos? Si. Si antes están en tu cabeza.

Si no recuerdo mal, hace mucho que no quedaban. Y la miraba y la miraba pensando.
Hablaron de muchas cosas. Bailaron. Qué bien es oír a alguien que te mira.

Bailaron.

1 comentario:

Unknown dijo...

Uffff!!!
Con lágrimas en los ojos, por la emoción que provoca leerte, y que no puedo transmitir como me gustaría, pues leo delante de la panatalla del pc del curro...
Un compañero a la derecha, mi jefa en frente, y a la izquierda un gran ventanal en el que la lluvia expresa lo que quisiera hacer….descargar estas emociones de alegría que se convierten en lágrimas..

Mil gracias, Me encantó descubrir ese "Gran Piano", hablar, hablar, sonreir, bailar, sonreir, estar en paz, disfrutar....
Tener delante durante horas esa mirada que buscaba desde el último encuentro en la Latina, y por fin, separme y saber que no tardaremos tanto en volver a encontrarnos…